Las dos Coreas, ¿del odio al amor?
El deporte demuestra, otra vez, que aporta más a la paz que a la guerra. No estaba en los cálculos de nadie, pero es un hecho: ya no lloverán sobre el cielo de Corea del Sur misiles lanzados desde su vecina del Norte, sino fuegos artificiales de reconciliación, lo cual demuestra una vez más que las olimpiadas y el deporte aportan más a la paz que a la guerra. Ambas coreas dejan de lado, de nuevo, sus diferencias, que las hay políticamente como entre el agua y el aceite, para desfilar bajo una bandera común en la apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno que inician el 9 de febrero en el condado surcoreano de PyeongChang. La noticia sorprendió a todos porque hasta hace poco el mundo cruzaba los dedos para que no se desatara un ataque nuclear sobre el sur de la Península con la inmediata reacción del botón de la Casa Blanca, que ya había advertido que Trump estaba listo para atacar. Ese encuentro de los voceros de cada país no se daba desde el 2015 y le envió un mensaje d