Santurbán: el oro y el moro
Habría que ver qué país se rehúsa a ponerle talanqueras a una inversión del orden que ofrecen los árabes y menos uno como Colombia cuya economía se debilitó fuertemente con la caída de los ingresos por petróleo y carbón. Después de la paz, pocos temas son tan sensibles para los colombianos como el del medioambiente, y eso está bien. Lo que está mal es que, como con la paz, no ha sido posible encontrar el punto medio para el consenso, la generación de confianza y la búsqueda de caminos adecuados para que el desarrollo no se lleve de calle los recursos naturales o, al revés, no se pierda una oportunidad de desarrollo para el país o una región. El debate ambiental resulta apropiado cuando se conocen informes como el muy reciente de la WWF –World Wild Fund—que asegura que de los 85 grandes ecosistemas que existen en Colombia, 20 se encuentran en estado crítico (25 por ciento) y 17, en peligro (21 por ciento), lo cual plantea interrogantes y prende alarmas sobre el futuro abaste